Es la capacidad de realizar trabajos, fuerza, movimientos. No podemos verla, sólo descubrimos sus efectos, es lo que permite que suceda casi todo en el universo, la vida, corriente eléctrica, el movimiento de vehículos, el fuego, un ruido, el viento, etc.
La energía no se pierde, ni se gasta, se transforma al usarla, no se puede crear ni destruir y cuando creemos que desaparece, solo se ha convertido en otra forma de energía.
Naturaleza:
El término naturaleza hace referencia al desarrollo de fenómenos físicos ocurridos sin la intervención humana. Si nos referimos a un entorno natural podríamos asociarlo al desarrollo de animales salvajes, rocas, bosques, playas, paisajes, etc. que no han sido alterados sustancialmente por el ser humano.
Desarrollo sostenible:
En 1987 una comisión de Medio Ambiente de Naciones Unidas lo define como “satisfacer las necesidades de generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”. Estas palabras o conceptos aplicados al desarrollo energético del planeta y al medio ambiente en él desarrollado, ponen de manifiesto un grave deterioro de los recursos y forma de emplearlos. Los humanos en 100 años vamos a sustraer y mal utilizar recursos que el planeta tierra de forma natural tardó 200 millones de años en crear. Es evidente que en esta materia hemos utilizado y dilapidado los recursos de generaciones posteriores, sino que además, el mal uso de los mismos ha llenado la atmósfera de gases y partículas muy contaminantes, fruto de un consumo desordenado y poco eficiente. La pregunta es, ¿y ahora qué hacemos? La respuesta debería pasar por un reconocimiento de la sociedad actual de que los hábitos y formas empleados no son sostenibles a corto plazo, por lo tanto debemos crear cuanto antes un escenario cuyo resultado nos lleve individual y colectivamente a desarrollar sistemas y métodos más eficaces en el uso de la energía como primera medida.
En países desarrollados bien dotados, técnica, económica y socialmente, debería costarnos menos adaptarnos a un cambio. Sin embargo los hábitos adquiridos, al disponer en los últimos años de mucha energía fósil, nos ha llevado a un estado de despreocupación y no vemos las consecuencias que lleva asociado el uso de recursos fósiles, y será complicado a corto plazo, sin renunciar a los hábitos adquiridos, retomar y asumir este nuevo escenario de ahorro y eficiencia.
Con frecuencia echamos la culpa de muchas cosas a nuestra clase política, y en parte así es, ya que son ellos y sus decisiones las que marcan el camino a seguir, la pena es que sus planes y propuestas las toman y asumen a 4 años, y la situación energética y medioambiental del planeta precisa tomar decisiones urgentes a corto y medio plazo y algunas serían mal vistas por la sociedad y restarían votos.
Yo desde el compromiso social dentro de un conocimiento de la materia, pediría ponerse en marcha con reformas en nuestros hábitos de consumo y utilización de los recursos que nos lleven a un escenario cada vez más sostenible, empleando recursos naturales y renovables. Soy consciente de que no debemos renunciar al progreso y situación alcanzada con la utilización de los recursos fósiles, pero estos se agotan y no podemos esperar a cambiar hábitos en el consumo cuando sea demasiado tarde.
La utilización de energías renovables es el camino, pero al tiempo que las incorporamos, debemos adaptar los hábitos de consumo, ganando calidad de vida. El ejemplo de mi casa en Entrena, pone de manifiesto cuanto digo. Cuando hablamos de energías renovables, debemos tener en cuenta dos cuestiones importantes.
1º.- Son inagotables, pues se forman y están disponibles al mismo tiempo que las usamos.
2º.- Su disponibilidad no es constante, especialmente la solar, eólica, etc. (las más importantes)
Nuestro sistema de distribución eléctrica colectiva precisa que produzcamos en cada momento la energía que vamos consumiendo y no siempre tenemos disponibilidad de sol, o viento. Con la tecnología actual, debemos disponer de un conjunto de recursos que se complementen con las energías renovables para garantizar nuestro consumo, durante las 24 h. del día.
En pequeñas instalaciones como el ejemplo de esta casa, se puede acumular y tener 6 - 7 días de autonomía. En instalaciones colectivas o grandes, debemos desarrollar sistemas como la acumulación con sales o resinas, o la producción de hidrógeno con energías renovables u otros métodos que nos permitan acumular de forma eficiente para las horas que no tengamos disponibilidad de las mismas. Nuestra esperanza de los sistemas conocidos pasa por el desarrollo del hidrógeno, la fusión nuclear, pilas de combustible recarga de vehículos eléctricos mayoritariamente con energías renovables, (el hidrógeno extraído de un litro de agua tiene un potencial energético equivalente a 300 litros de petróleo, y además es renovable), por lo que debemos a medio plazo depositar buenas esperanzas en la energía solar, eólica y desarrollo del hidrógeno.
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